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El efecto mariposa

Último minuto. Último minuto del partido más agónico de los últimos años en el Santiago Bernabéu. La mariposa empieza a batir sus alas. Toni Kroos centra para Cristiano Ronaldo, muy escorado en banda derecha, en el área, sin ángulo de remate. Ronaldo salta para llegar al balón y Alex Sandro con él, pero no puede equiparar el salto del portugués. Ronaldo la toca para Lucas Vázquez. La mariposa se eleva. Le deja un balón incómodo para el remate, pero al madridismo con eso le vale. Menos es nada. La prórroga acecha. Menos es colocarse al borde de la eliminatoria, dejar que se escape el récord de jugar tres finales de Champions consecutivas. Un hito en el fútbol moderno. Lucas quiere contrala el balón con el pecho, pero Benatia, a su espalda, está a punto de cambiar el destino de Zidane, Julen Lopetegui, Luis Enrique y Santiago Solari. El defensa marroquí intenta tocar balón con su pierna izquierda. Lo hace pero a la vez derriba a Lucas Vázquez en el corazón del área, a pocos metros del último caballero que queda en el mundo del fútbol: Gianluigi Buffon. Él primero en sufrir las consecuencias del efecto mariposa. El árbitro inglés señala el punto de penalti. El Bernabéu estalla y el mundo del fútbol se paraliza. La mariposa ya ha tomado altura. No queda tiempo para más, apenas para lanzar la pena máxima. Una nube de jugadores rodea a Michael Oliver. El autor de la falta es amonestado con tarjeta amarilla, y Buffon, el último caballero del mundo del fútbol, fuera de sí, sabiendo que se le escapaba el último gran trofeo que le quedaba por conquistar, ve la tarjeta roja por las protestas. Madridistas y juventinos ven al portero polaco Wojciech Szczęsny ocupar el puesto del guardameta italiano mientras éste se retira por el túnel de vestuario, para él tal vez sea la última vez que se encuentra tan cerca del máximo título europeo. Es el 96' se superan en tres los minutos que inicialmente había añadido Michael Oliver. La mariposa bate las alas con fuerza, más fuerza que nunca. El crack portugués coloca el balón en el punto de penalti. Sabe que va a marcar. Si no lo supiera no sería Cristiano Ronaldo. Chuta. Arriba, fuerte, a la escuadra, a la izquierda de Szczęsny que adivina el lugar del lanzamiento pero que se tira a media altura. El Santiago Bernabéu explota en esa jubilosa rabia que solo puede conseguir un gol en el último minuto de un partido importante, y arrastra con él a todo el madridismo. No hubo vendetta juventina. La derrota del año anterior en la final de la misma competición quedó sin ser purgada. Cristiano todavía no sabe que el equipo al que acaba de superar será su nueva casa. Buffon piensa que ha sido su último partido de la UEFA Champions League. Zidane, cauto como siempre, solo piensa en la final, pero su mente va un paso más allá y comienza a formarse el triste secreto que hará caer todas las piezas del dominó. Cristiano corre al córner descamisado y todos sus compañeros le siguen. Kiev y el Liverpool esperan. Kroos no sabe que su centro a Cristiano despertó a la mariposa.


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