Me lo dicen ayer y no me lo creo. Me lo dicen cuando iban perdiendo 1-0 y tampoco me lo creo. Lo raro no son los cuatro goles del Liverpool. Lo raro es que el Barça no marcara, lo impensable es que Messi, éste Messi espectacular de esta temporada no apareciera.
De todas formas el Barça tiene un gran problema fuera de casa en Champions, porque no es la primera vez que les pasa, y no hablo de Roma, hablo de incluso más atrás. A veces hay que morder, a veces hay que tener alma, a veces encomendarse al mejor del mundo no es sufciente, porque el mejor del mundo también es humano. A veces hace falta esta garra que ha tenido el Liverpool y la mítica de un gran feudo como es Anfield. Contra todo pronóstico, y frenando en seco esta inercia que habíamos visto en 2015 y en 2009, no habrá triplete. Estas cosas pasan.
Llegan a estar Firmino y Salah y solventan la eliminatoria en la primera, o quién sabe, a lo mejor es el Barça el que les pasa por encima. El loco de Anfield tenía varios ases bajo la manga, y la suerte de su lado. Esa suerte caprichosa que a veces acompaña a los más temerarios; a veces, lo que más se merecen tenerla.
