Un colegio público con asignaturas como Literatura, Pintura, Música, Escultura, Danza, Cine; con Matemáticas donde nos enseñaran lo que es realmente una hipoteca, lo que son los préstamos; con otra asignatura donde nos enseñaran que debe poner y que no un contrato de trabajo; con otra donde nos hablasen de nuestros derechos; y otra donde se nos educase contra el racismo, la homofobia, y la violencia en todas sus formas; una asignatura de Política, donde nos explicasen qué y a quién votamos en las elecciones, por qué votamos, como funciona el sistema electoral, los ayuntamientos, la Cámara Alta y la Cámara Baja; una escuela pública donde la asignatura de Religión fuese sustituida por la de Antropología, donde se nos enseñaran las distintas culturas, razas, religiones y costumbres de todos los pueblos del planeta; un colegio donde desde niños nos enseñaran a lidiar con nuestras propias emociones, una asignatura de Psicología que nos previniese de la depresión, que nos enseñase a lidiar con el estrés y la ansiedad... ¿Se lo imaginan? No, yo tampoco me lo imagino. Sería una enseñanza pública que crearía ciudadanos ejemplares, responsables, cívicos y civilizados, que no fomentaría el odio, si no la unidad y la solidaridad. Sería una sociedad que se preocuparía de que cada niño encontrase su talento y lo desarrollase. Sería una sociedad que se preocuparía de que cada adulto fuese feliz, o al menos, no fuese un infeliz; que ya es bastante. Al contrario de todo eso, se han cargado la asignatura de Filosofía, han convertido la clase de Música en un espacio en el que se hace cualquiera cosa menos fomentar la buena música; y al Arte lo han degradado a eso que llaman "Plástica"; una buena metáfora de como nos quieren por dentro: mente, corazón y tripas de plástico.
Que yo sepa, la única sociedad que hizo algo parecido a lo que imagino fue la esclavista Grecia Clásica. Veintitantos siglos de desarrollo humano que están culminando en un avance tecnológico tan superlativo como la estupidez a la que nos están arrastrando.
Demasiados pájaros en la cabeza. Todo es mucho más simple, que no sencillo, y se resume así: la dicha de nuestros tiempos está en no pensar.
