Lo digo y lo repito. No estudiéis algo pensado en el sueldo, en las salidas profesionales o en si váis a tener más fácil tener un trabajo fijo o no. Si estudias algo, sea un grado, un modulo, o un curso de cuatro lecciones por internet, hazlo porque te gusta, porque te motiva, porque te dan ganas y porque te ilusiona.
Vivimos en el mismo sistema que hace cincuenta años con la diferencia de que el paradigma se ha roto. La ecuación ESTUDIO+TRABAJO=RECOMPENSA ya no existe. Somos una generación que tiene el trabajo como castigo, no como un medio para ganarse la vida dignamente, sino como un peaje para subsistir, para sobrevivir. El trabajo ya no dignifica, ahora humilla. No es que no queramos trabajar. Lo que se reivindica es un trato justo, acorde al nivel de estudios, acorde a la valía de cada uno, no a las necesidades de un mercado laboral hecho al corte y a la medida de unas empresas que practicando la explotación encubierta, buscando reducir costes hasta la ridiculez en un funambulismo legal que hace tan culpable a la Administración, como a los que se benefician de sus leyes. Low cost, se llama ahora. Está de moda y te permite viajar a París enlatado con otro centenar de viajeros, pero también es el mismo sistema que te llevó de la facultad a la cocina de un Burgur King, o a aceptar ese contrato de sustitución "porque no sale otra cosa".
No digo que sea imposible vivir de lo que se ha estudiado, digo que no es lo normal. Es la excepción a la regla, no la regla. Lo que hace grande a un país son las oportunidades justas y equitativas que se dan a sus ciudadanos. Si tienes que incar los codos hazlo en algo que sea tu vocación, disfruntado cada hora de estudio, no martirizándote soñando luego con la recompensa. Si esta llega bien, pero si no vas a ser un personaje frustrado más, instalado en la precariedad, presa de entretenimientos fatuos, hiperdesinformado, descontento, desperanzado, caprichoso y conformista a partes iguales. Miembro de una generación a la deriva que no puede mirar a los ojos a la generación de sus padres cuando existe un abismo de oportunidades perdidas que las separan.
