El tiempo es todo. Tienes una misión y un tiempo limitado para llevarla a cabo. Un tiempo que desconoces. Mañana puede acabar todo, o te puede quedar una eternidad por delante. El tiempo es tu compañero, tu rival, y tu aliado.
No te entretienes en mundanidades. Esas pequeñeces están en tu camino para alejarte de la excelencia. De ti depende dejarte perder, dejarte ir y consumir las horas y los días en minucias que no te llenan.
Tienes un talento y un tiempo limitado para desarrollarlo. Tú decides si quieres ser lo que quieres ser, o si prefieres dejarte ir.
Por eso juegas con el tiempo, pero él juega contigo más que tú con él.
Como en muchas otras cosas, los demás no lo comprenden. Ellos llenan sus días y sus noches de elementos vacíos. Los segundos y minutos se les escapan entre los dedos. Los queman en vivir una vida finita, corta, estrecha... En cambio tú utilizas esos preciados momentos para construir, para fecundar tu legado.
Pero ellos no lo entienden. No saben que su existencia tiene fecha de caducidad, mientras que tú, tú que llenas el tiempo con tu pasión, tú cuando ellos expiren y hayan vivido, tú, serás eterno.