Pasó la vida buscándose a sí misma, queriendo saber quién era en realidad, y no solo en sentido figurado.
Galdys Baker, su madre, eligió para ella el nombre de Norma Jeane debido a su admiración por las actrices Norma Talmadge, y Jean Harlow. Así la pequeña nació como Norma Jeane Mortenson, aunque lo correcto hubiera sido Norma Jeane Mortensen, apellido real del último marido de su madre Gladys Baker, hombre al que jamás conoció, y que no fue su verdadero padre. Gladys afirmaría siempre que el padre biológico de Norma era Stanley Gifford, su jefe. Gifford, por supuesto, se desentendió totalmente del embarazo de Gladys y nunca quiso saber nada de la niña, a la que ni reconoció ni conoció. Así llegamos al punto de que el nombre real debería haber sido Norma Jeane Gifford. Pero más tarde fue bautizada como Norma Jeane Baker, el apellido de su madre Gladys.
Trabajando como modelo se hacía llamar Jean Norman. Al casarse con su primer marido pasó a ser Norma Jeane Dougherty. Quiso llevar como nombre artístico Carol Lind. Luego quiso conservar el Jean (sin la e final) en referencia a la actriz Jean Harlow. Pero se cree que fue Ben Lyon, directivo de la 20th Century Fox, quien sugirió el nombre de Marilyn. El apellido Monroe era el apellido de soltera de Norma. Quiso quedarse con Jean Monroe, pero como ella misma afirmó años después: "Cuando me quise dar cuenta ya era demasiado tarde para cambiarlo". Y llegarían dos matrimonios más, con Joe DiMaggio en 1954, y con Arthur Miller en 1956; y con ellos Norma Jeane DiMaggio, y a Norma Jeane Miller; o Marilyn DiMaggio y Marilyn Miller si les resulta más fácil. Viendo todo este galimatías genealógico, artístico y conyugal, no es de extrañar que tuviera tantas dificultades para saber "quién era", y de dónde, o más bien de quién venía.
Tal era la confusión que en los primeros autógrafos que firmó tuvo que poner especial atención para no firmar con otro nombre.
